miércoles, 10 de septiembre de 2014

soy entre vidas que me desatan.



Rebaños de palabras pacen por mi imaginación, pastor de luces y sentimientos en delirio soy entre vidas que me desatan, que me envuelven en tu precipicio, principio de un todo, el final no es agua que me llene, prefiero dejar fluir las señales, los versos en mi cabeza plateada, vivo entre aires y ventanos de suelo con vueltas, caminos de cristal y mañanas de vorágine, mis talones son calzos de hielo, besos nunca dados, esos que me ahogan deshechos por salir y encontrar unos labios para tocar, los tuyos, los de los jacintos y el nardo, el espliego y la avutarda de dedos fuertes como el acero azul, la necesidad de huir y echar a volar entre coches de niebla y bolsos de camino, con hebillas de agua y color que se abren y se cierran por amor y desamor, necesidad perdida en los albores de tu sonrisa, de tu vida empapada de diferencias, de edad, de sueños, de anhelos, sé que no hubiera sido jamás tu elección primera, posiblemente mis ojos te hubieran desvestido en silencio y mis yemas serían ese calor invisible que te hace temblar sin motivo, sin pensar que te estremeces por mí rumor de desierto de hojas amarildas, la vida es así y te perdí sin haber llegado a ser nunca mía. Muevo ideas y colores, recuerdos de soledad y acepto lo que la vida me depara pues en mi estás tú y en ti mi valle tendido, ese interior en el que vivo con definición a otras posibilidades de puentes que soplan, otras vidas llenas de orillas y ondas lisas, vemos lunas de oro cogidos de la mano, universos de betas blancas, soles sin calor llenos de corazones rotos por el dolor de los pétalos de nieve débil, nos reimos como tú sólo sabes reir, perdices en el nocturno albor, sin hablar nos amamos cien veces, anudamos las manos y el alma sin compromisos de tiempo, entro en ti todo yo derramando lo que soy y seré en inmóvil torrente de luz y sabor a entera eternidad, somos peces que se desnudan sin cuerpos, poemas sin cinturas en el heno de mi unica visión , decisiones amputadas por la indecisión de no mirarnos al pasar por la frontera de tu sol mar y naranjos, por estrellas de tela y luceros de estraperlo, de manecillas de reloj de luna y vuelta, de noches sin espacio y madrugadas de espuelas que cantan a lomos de un torcaz, costados de limón, cremalleras de razón, versos del valentino, mi amor de voces antiguas.
Viene silenciosa mi mirada , carácter y apodos, rencillas del querer, noches de escaleras al unísono remoto de mi sentir, en la cañada dos lirios de fuego, el uno es crucero de valvas como lenguas de goma rosas, el otro un perdigón de sal en la negrura del desatino, un universo de tilos abismados en alas de querubes blancos, vistas de lana y conchas, amarillos poemas en el trigal.

1 comentario:

  1. Ciertamente bien captado..."Muevo ideas y colores, recuerdos de soledad y acepto lo que la vida me depara"....

    Un cordial saludo

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