plazita de cielo, maceta de acero, cartilago de halago, camisa de soledad.

martes, 22 de marzo de 2016

33 museros de angustia cabalgaban buscando entre las aristas de una lagrima derramada.








No es lo mismo ver que mirar, cuando miras eres ciego de eternidad,  pero cuando ves, eres pura percepción engalanada,¿  sabes por qué una mariposa vuela si solo tiene dos alas? , disfrutas de una flor que se abre sin que nadie la deshaga y porque sale el sol de madrugada, si nadie lo enciende ni lo apaga !Ay cuando ves,  cuando ves nada vuelve a ser igual, las personas son almas sonrosadas , las noches son bolas de sangre en las mañanas, los besos palabras que se clavan como espadas, lo amado, sagrado y el color ya no es color, el color es lo que te hace discernir si vivir es morir entre paradas, o morir, vivir entre moradas, siendo tu vida la que tras mirar en la oscuridad, aprende a ver lo que esconde esa luz que nunca alcanzarás a saborear ni de lejos ni en ensoñanza y que quizás creíste en algún momento, que tu existencia fue la nada dentro del escenario de lo que el mundo cree haber visto con los ojos de mirar y no con los de ver entre la añoranza.  Los hay que solo ven lo que miran, yo veo lo que veo, aunque no mire, puro don, innata facultad, habilidad que no descansa. Que lastima confundir la sensibilidad diferenciada con locura imaginada y creer que la intuición y la clarividencia es simple ignorancia. Nunca volveré  a creer en las personas,  nunca me volverá a pasar, aunque en ello este en juego  la sangre de mis entrañas
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No soy cicatero, soy generoso, altruista y dádivoso, si eso parece preocuparle al habitante de los rascacielos de viento y agua, los de las aristas que cortan la sal y el aire, donde la arena arrastra grandes garajes de miradas olvidadas, donde se escondian las pasiones mas oscuras, tras puertas de chapa bien cerradas, sin sotanas, con gemidos y sin palabras, mientras en los tubos de porland y sonrisas subian ascensores llenos de batallas y vacios de suspiros bajaban.

Tranquilos no hubo engaño, ni enredo, ni farsa, fue el perro verde en su visita a la ciudad del acero que amarilleaba donde supo que no son los cielos la altura a ti mas cercana, sino la amapola del sonrojo despótico de la encerrona, del blanco sol que entraba aquella tarde, por unos balcones carentes de ventanas.

 Y no insulteis mi inteligencia disipada, porque ni tu ni cien como tu sois capaces de engañarla.

y el corazón salió sólo, era una esponja carmesí que cojeaba.




Yo no escucho a las letras que me hablan, son las palabras las que me escuchan a mi cuando mi mente las solapa, pienso con sutilidad lo que observo, dibujo sueños llenos de boleros, soy un olivo tortuoso con brazos de cielos y desiertos, piernas, cara y rojas amapolas de corazón despierto, mi fruto es la poesía que me abandona , mi talento el verbo que acaricia tu cuerpo, nadie sabe lo que pienso, nadie sabe lo que siento, pues soy agua en el cielo y venas en el cuerpo, díme que es para ti el olvido?, pues para mi el sonido de tu voz es lo único que recuerdo, cuando respiro.

Aún recuerdo a mi padre, después de tantos años sin el.

EL VALENTINO SANTOS CATARROJA.

domingo, 20 de marzo de 2016

me iré como he venido.

en las aguas heladas del cálculo egoista.
Luis Buñuel.

..
.....y mi ánima que es fábula y prodigio, un titan, un monolito, el final inesperado, esa luna de dorados botones, que se parte y se recompone, que me rompe y me come y entre azucenas de arena, siempre se esconde.

Nadie es dueño de la calma de su alma, la vida entendida como fantasia es revuelo, un enjambre de miradas, una casida, percepción de un alba que era mañana y una noche que es avalada por la negativa a ser una madreselva, una azalea, un susurro, la yema del astro que toca la vihuela, esa lagrima blanca que en tu pupila siempre riela.

Un tinglado, un dolor inmenso, una cicatriz, me visto de cabaña, de revolver sin bala ni pestañas, de frenesí y de mañana, de calidoscopio sin mirada, de fila sin comienzo ya finalizada, de sueño por soñar, entre las noches de arcilla blanca me sentí desposeído de lo más preciado, de lo que nunca tuve que perder, esa locura que no tiene cura, ay delirio desvariado, que ya no te pueden señalar, que se enmohece como el trigal, con las solanas en la acequia y las montañas en el frontal, en la esquina de mi vida encontrarás un resquicio, que si en el te adentras no es afrenta ni tampoco quicio, unos pasos detrás se encuentra mi sombra cortada por el respirar que hacen mis versos al ser plasmados en la rosa de un toro degollado, que sangra por la vasta estepa clausurada, esa, la de la imaginación frustrada,. Ay final abrupto, nunca pensé que sería a bulto, un golpe incoherente, un matorral, una nube de lluvia inocente, como el fantasma del pasado que me susurra en el alma herida por lo que pudo ser y no creia, plazas sin muros, vanidad tendida en la soledad de mi partida, entre sueños una voz de hielo, carne y cielo, un dolor atroz, sopor eterno. Tu y yo sabemos que la vida es perdida sin la presencia del sol durmiente, si ya no deja huellas tu silencio, si cuando me miras no eres un clavel hiriente, una gacela sin garganta, montañas invisibles de escalera hambrienta. Cuando yo me vaya que las noches no se partan, que las montañas arruguen sus entrañas, que el corazón no sea de hielo en las mañanas, que de muerte se vista la angustia erguida , quiero ser pasto de las velas que se apagan, que se apiaden de este pobre escribidor de olas, un polizón de sueños explicados, contados y vividos en reclusión, siempre me acordaré de los principios del precipicio, de la impresión de tus besos robados en el rio frio, en la calle de arena blanca, en los cierzos del matorral herido, una historia, un conjuro, un arrabal sin muro.
Oh vida resuelta, oh cielo de romero, de calambres en las rosas, ojos de intenso brillo, de suspiros en un lirio que es capuchón y punzón amarillo, tormentas de espigas doradas, hacen de mi sueño un trigal, una mirada de centeno, una avena por cortar, acuérdate de mis besos, de mi presencia casi imperceptible, de mi discreción sumida en las venas de una sangre que es rayo y trueno, preso y caporal, nunca supe el porqué de mi sueño nace tanta cruz, maderas y clavos de nardos, piernas y manos y en la oscuridad de mi vida, ese lunar, esa calle, esa luz, coro de jazmines, verde el rododendro, encerrarte en mis ojos es lo unico que quiero.

En tropel entras en mi alma esbelta, tu que sabes de mi asombrar, de mis selectos luceros y de mis botas para montar estrellas, con espuelas de oro y sombrero de ala moscada, cuanta es la belleza que me rodea y cuanto amor me despedaza en mil girones de luz extrema, entre sueros de rosa abandonada y un sólo sueño, ese que me hace ser discreto, pero abierto a las vidas de los ceros y los unos, de los otros y los del más allá.

En ese mi mundo de constelaciones y universos, es tan fácil desfallecer por el peso de su luz, que a veces remato con soles versos llenos de sombra, mimo la mirada de un horizonte que se fué hace tiempo en retirada, ¡ ay regazo olvidado a la paridad, sin yo quererlo, a veces me siento muerto, opuesto, sin verdad.


Alforjas de amor y rio, me iré como he venido,
Aguas de retina en el frio, me iré como he venido,
Pálidos azufres erizan mi pecho hendido, me iré como he venido,
Entre tu noche y mi sol hundido, me iré como he venido,
Agua curva, ciprés herido, me iré desnudo, tal como he venido.

3 comentarios:

  1. Buenas tardes, Antonio. Me alegra reencontrarme contigo; al momento recordé tu poesía en prosa: intensa (tengo que releerla para captar lo que vuelcas en ella). ..."y en la oscuridad de mi vida, ese lunar, esa calle, esa luz, coro de jazmines, verde el rododendro, encerrarte en mis ojos es lo unico que quiero". Saludos.
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  2. Tu poesía o prosa poética -como algunos quieren llamarla- es realmente exquisita.

    La compartiré en mi muro de facebook, por si la quieren leer mis amigos.

    Lucía Folino
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  3. Es verdaderamente "otro" mundo de grandes sueños....

    Saludos

viernes, 5 de junio de 2015

CUANDO LA VIDA TE LLAMA SOSEGADA.



Escueto es mi  endeble confuso, mil bordes de arena entre mallas de espliego, manchan de lunas las lanzas asombradas que apuntan a un cielo lleno de arroyos, jazmines son mis manos como confines , tan blancas como la nieve del sol oscuro y nado en cielos que elevan muros de palabras tan profundas que sólo un hueco de vacios hace que se vuelvan los vuelos sueños y las mañanas manzanas indecisas,  las cascadas de tu mirada son para mi mil luces incendiarias, las cansadas baldas de mi espalda ya no aguantan tanta palabra y las noches son coladas blancas al viento desatadas, en ondas, en olas, en hordas cargadas de vocablos anudados a un caballo sin quemadura. Me veo pasar y sé que no soy yo, sangro y no es mi sangre la que mana afilada por el romero del hueco de mis venas valencianas, que como arcaduces de luz limitan mi anatomía de mangrana reventada, papelitos de colores y zapatitos de tacón, farolillos de plata  en la perspectiva de un balcón, iluminan y conforman  el planear de la mejilla blanca y encarnada por el columnar armónico de cien lunas que gritan, que se atan, a  un árbol de fuego encaramadas  , por el besar de un puñalito tan único, como el sofoco de un alacrán embalsamado en  ácido bórico, verbo de ese todo que necesita una arcada para verte pasar como un vuelo de aire exento de paso, en el vuelo de una nebulosa en carne viva se cierne  una plaza dura y doblada de filas de uvas frías iluminadas, mientras el minutero casi muerto de una torre con broche de aldea casi olvidada,  oscila en correcta composición, llevándose en su paso lo que un día fueron lluvia y yugulares, besos y lunares, miedos de pasión. Allá a lo lejos,  montes de cemento gris se elevan en mi superficie evitada, sin esfuerzo tenía la mañana una arañazo que padecía marfiles y astrágalos de cera y en sus bocas palidecían palmeras de capas ámbar y ojos carmesí hacían las veces de punteros que señalaban  cruces de desperezo, valientes hojas se dejaban llevar por el aliento de los gigantes y sólo un paraguas teme el agua que un sol de oro escupe quebrando las venas de los bailarines con enjambres de corolas en sus pies de cintas y dedos llenos de miedo como bueyes bocaarriba. A la izquierda el cielo despedazado intenta reunirse como un mar y es en la mirada de una vela donde su fuego se come los trigos de la primavera primera. Nada parece deleite en el mercurio verde de mis ojos, la noche tenía una furtiva hendidura y el embozo era del ojo indiscreto, la imagen  que se  ve a través de la cerradura, mientras, despacio, con sigililo, mi alma se escapa por la rendija escondida de tu ventana.



Cuatro sombras que son palomas,
cuatro sombras todas tordas,
cuatro sombras que andan solas,
cuatro sombras sordas, sordas,
cuatro sombras rojas, muy rojas,
cuatro sombras, como cuatro pétalos de rosas.

sábado, 27 de septiembre de 2014

carta de agua, flor encaramada.



Me cambié el traje sin espejos, pero la luz que envuelve todo lo que toco me hizo luna y tejos, vestía lentejuelas de colores y calzaba tacones de escalera, menstruaba flores en un abanico como de a cinco, soñaba.... y su pecho descansó en mi hombro como un reproche intenso, carta de agua, flor encaramada.

Y me pides versos de lluvia desigual, algo que no te puedo dar, mi vida no me pertenece, es el sueño de un poeta ya muerto por la oscuridad de sentirse libre y la locura de mi luz inunda por doquier el sin sabor de la verdad, pues somos como esas huellas que se acaba llevando las olas del mar, versos ralos, percances y constanzas sin preveer.

Sigue tu camino y vuela a tu destino y cuando escrutes con la mirada de tu alma un suspiro, sedúcelo como si fuera el de un beso perdido, por la consecución de un silencio de esperanza en un prodigio de luz inconmensurable, que sepa decirte como el sólo brillo de una alhaja, ese sorbo de verso en tinaja que hace que se quiebre el sol en tus ojeras y la luna en creciente te conceda, un rebaño de aguas frías,  en el cauce de tu ribera. Esa es la verdad que buscaba un amor que seducirá tu sueño abierto a conjeturas de cerradora espina, yedra roja que troncha ramos de flores que son lagrimas de acero, sólo dolor en este pecho abierto, bórdame una corbata de silencio, desanuda mi piel en el jardín del mar .

Me han asesinado como si fuera un suspiro del pasado más presente, dos veces me han abierto como de reducción a la nada, sus manos se han adentrado buscando esta alma, que conlleva libertad y desesperación. Siendo un posible casi imposible de defender, me han matado hasta por tres veces, han descendido por el tobogán de plata de una madriguera con la luz de una esfera de tres brillos, se han vestido con mi yo más barato y en sus ojos de vacio intenso me he depositado como la conciencia de ser un estereotipo de nostalgia, en el suelo de sus vidas me encuentro con una oscuridad tan escueta como la noche de una mañana, sus besos parecen cartones de soportales con arcos para columpiar niñas de jazmín, de rasgados ojos violetas, sus piernas con calcetines hasta las rodillas, parecen cortinas de tul transparentando su secreto de espejo alborotado, la sonrisa es el perfil vertical de una sirena en el mar de tu mirada , acabo extenuado y más que roto suspiro en imaginar. Sólo me han asesinado como por cuatro veces, lo hicieron ayer y fué a escote, el dolor recorre por dentro de un surtidor de luz que aniquila pensamientos sufridos por un pupitre sin pluma ni tinta, sus cielos son ahora infiernos, sus manos garfios de soledad, su alma, ya no tienen alma las he escrito con letras maquilladas por la locura de vivir , son mias para siempre esas estrellas que entornan sus parpados azules para no mirarme, como humo de sombras vierten lagrimas de mercurio en la quebrada del sortilegio más profundo, sus pasos no son ahora pasos, son llagas de soledad en sus labios, mis venas son de canela en rama y por su interior son polisones de dalias los que viajan a un suspiro de distancia, noches y mañanas con cicatrices de un nacimiento intemporal, como pensaron que sentirían mi anonimato?, si mis luchas son de eternidad y arrebato. Fueron cinco las veces que me han matado el caminar, como gusanos los hago arrastrar y con la cólera de un Dios que sólo sabe castigar, envuelvo sus miradas ya opacas, por el temporal raudo acaecido, en el desesperar de un extraño, que entre los cañaverales de sus heridas, transforma el dolor en flor del alma mia. Como quieren que un alma de poeta , en el confín de un mundo que rima con destreza los poemas de la vida, sucumba a las iras de la capacidad del desamor más absoluto, ¿como siquiera piensan que sean mis sueños? , sueños de realidad más allá de un lamento de palabras encadenadas y sobrevivir a la belleza de la crisálida de tus ojos color caramelo. Y vuelvo a reposar en la acera de un desaliento como un pañuelo de vainica fina y es ella ahora la que recogiéndome del suelo me vuelve a dar vida interior, estoy dentro de ella,, ahora soy una mujer, contraste inimaginable, nunca había visto el mundo desde la altura de unos senos como balcón de las miradas, me va a gustar, seguro es escaso y un destello en el rímel de sus ojos me lleva a caballo hasta su soportal. Me mataron para que volviera siendo una orgullosa Valkiria de versos como nunca se habían imaginado, ni tan siquiera en despiertos.

En los maitines se dijo, que quedó su cuerpo fuera en un vacio y entró tu vida , las letras me abrazaron de soslayo, componiendo una oda en la que yo era el sonido que hace el viento al resbalar y volvió a soñar una Valkiria con dedos de acuarela y besos de celofán, que era la muerte y la vida, su nombre era Montecoro y su alma mi libertad. Y fueron cinco veces, tan sólo cinco veces, toda una eternidad.

Un día como hoy nací en Catarroja en la calle del trinquete n. 7, fue hace nueve veces siete, y mi madre dice que parecía un ángel, cosas de dadoras de vida, un beso mamá, madre, Felipa.