Achico nostalgia y mañanas, corceles de papeles con cordeles de palomar, carteles
de campanillas de cristal, en el horizonte
derretido por el sol, mantequilla
de tres colores, manzanas envenenadas vuelan sin alas pero con intuición y por
doquier la calma es escasa y el bullicio atronador, mis sueños son lo que
tienen que ser una paleta de ocre y añil, yermo de atalajes sucumbo al garrón
marchito de mi sangre nueva, con el cuerpo aun presente del rio docente en el
frio de mi palidecer y proveo una brisa triste por los naranjos frios, donde el
ruiseñor y los pinzones cantan leve y fuerte, fuerte y leve, como el olivo crudo
que de verde muere por su color, versos sin caducidad, palancas, pata de cabra,
luceros escapados por la ventana de tu ufana claridad y ese revuelo en el
chapotear de tus delirios de tensa espera, canción de aire y dolor insaciable,
estirado en tu sombra hago caricias de mar adentro, de fuerza interior, esas
mentiras de misterio con sabor a delirio, comino y canción, camino de estrellas
caídas de un cielo repetido por el adiós de tu horizonte vertido a los pies del
universo de esmero y candela, entre mares de hielo añado a tu comisura una
maleta de viajes por hacer, esos dibujos de manos entrelazadas por el aliento
de un pensamiento abierto a las sumas y multiplicaciones de aquellos panes y peces,
que ahora son sunamis en la pecera de tu corazón, palmas blancas retorciéndose
como grullas y cirios derretidos por su calor siguen el movimiento que marcan tarantos, romeras y bulerías, que como hombres
embozados caminan vestidos de cipreses desraizados por el terremoto de sus
zapatos desgarrados, de puñal clavado en el alma del balcón abierto ,ligero,
muerto y en altura las palomas embrujadas por el duende del sur de mi alma,
hacen miradas de capotes y franelas como muletas de viejas aradas en faces de
años de expresión estrujada por su dolor, meras las lagrimas que vetaron el
lago de la fuente clara, la de alacranes furiosos y salmandras defendidas por
las hadas de aquel corredor que un dia fue castillo de mis sentimientos,
barrera de caña y barro, sentir leve en el alma herida por el velo de tu
desdicha, nubes rasgadas por el coral de tu mirada azul, cuanto dolor, cuanto
sarmiento hay en la mano derecha, la que esconde sin final, madera de horizonte
herida por los hombres, dolo insoportable el de las tres engreidas soledades,
se levantaron como si fueran estatuas de dioses llenos de nudos y banderas, que
ya no sirven a un mundo que es desconsuelo y lamento en las cantinas, pájaros
en el aire, el olfato de las bellas golondrinas.
Salgo de tu piel de empedine, de dalia, de lirio, de marina
y en el tallo de tu magnolia hundidad, escalo escaso y concreto, buscando que
tu noche cabalgue a través de mi, desnudo bajo la lluvia de las farolas y la
luz de tus ventanas, abrupto despertar el de mi corazón perdido, pozo de
angustia, caballo herido..
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