plazita de cielo, maceta de acero, cartilago de halago, camisa de soledad.

jueves, 21 de agosto de 2014

sublime me hais (La verdadera historia de Matilde Urbach)

La epónima Matilde Urbach, que habría podido amar a cuatro hombres distintos bajo la misma apariencia, creyéndolos el mismo hombre en ocasiones sucesivas, merodea por mi subconsciente abigarrado de lascivia incontenible, alma suspiro, vendaval de sentimientos encontrados en la penumbra de mi soledad, ni Jorge Luis Borges con su desatada imaginación llegó ni a soñar su cata,( yo humildemente y en mi ignorancia, si osé hacerlo, el soñar es gratis y además no cuesta dinero). Desidia y malévola aspiración, fluidez de esperanzas perdidas en la ignominia, en el entorno de la diligencia atropellada de no poder ser y/o haber sido, aquel en cuyos labios se hubiera posado la boca perturbadora de la anhelada alemana, por un instante la imaginé, mirándome a los ojos y al no ser su querido capitán, susurrarme al oído. “Ningún hombre del mundo sabrá nunca el sabor de mis labios, y ningún hombre del mundo podrá conseguir que yo desfallezca por conocer el sabor de los suyos". Sublime me hais, me quedé más tranquilo.

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