plazita de cielo, maceta de acero, cartilago de halago, camisa de soledad.

viernes, 29 de agosto de 2014

y yo sólo, soledad.



Prosico abstracta en mi panegirico.
Se lo que hicisteis ayer mientras soñabas conmigo, creyéndose él, que era con él, sin imaginar, que era siempre yo y sólo yo, el que estuvo contigo.
Es el amor que palpita, el que me hace ser una ermita, el ojo que en la cerradura se precipita, tu despertar.
Inaudito es el sonido de mi pecho, volátil el sueño de mi locura, el rastrojo de mi premura, la sonrisa herida al vertebrar unos labios de hielo, que rezuman carne y cielo, verbo y deseo, vuelvo de un regreso que es destilo, ranura de espino, cariño la del triste tilo, que me dice que no, que no es alegría el amanecer, que es el destino quien es vilo, nunca yo y jamás vos .
Barreras que en la noche son luz incandescente, romero en flor, alma inapetente, sargantana del pálido lirio de cal pendiente, si fuera ese instrumento, el del negro jumento, que me reduce a agonia y dolor, a inaudita la colocación del puerto de mi corazón, hoy allí y mañana en el malecón, espuma de rama desconcertada, muere por mi que yo ya no puedo morir sin el confín de mi eternidad .
Palmera de distancia, calamidad espiada por la noche de un torrente sin agua, de ese mar sin puerto, de un canal sin sueño, de la espada entrada en la comisura de un rato, el momento que hace que sea por derecho el beso del desfiladero que forman tus pechos al aparecer, balance de sortilegio y soltura, cartílago de prenda, martillo de sangre entera, desparpajo con esplicita hondura, pomo se azucenas, hiedra viva, la que corre libre por mis venas, mansión certera..
Mis jardines lloran por tu rosa, ¡ ay niña que despacio te miro, cuanta noche hay en mis versos, cuanto dolor en tu pecho, cuanta herida abierta en mis labios, en mis sueños, en mi orgullo y tu mundo.

Ambar de tambor, presas de ración azul, margaritas sin petalos desnudas como el caballo de niebla, prosicos abstractos espían el lado oscuro de tu metal que rezuma sal y lomo, casa y trono, pedestal de rojo salón, virutas de amor se esparcen en tu corazón apesadumbrado y sin señales ni respuestas espero ser por un momento tu validar, el rayo que amenaza a tu flor, el rocio que escarcha piedras en la lluvia de tu aparición, mares se levantan a tu alrededor mientras yo soy dos, tu pieza de candor, yo sarto de pasión,, predicaciones y pormenores, bruces y perdones, rencores de la edad mayor en la salida de un nuevo sol, perpendicular extraña quema a mi entraña, mi lucida expresión, un dia me definí en distinto y dolor, azucena de viento y verso de color, amarildo es mi beso y sonrisa es mi desenfreno mi expandir. Un dia cuando amanezca de nuevo la mareada esmeralda, el sortilegio amenazado, la mentira de una sotana de diario, el reto permanecido en el rododendro de mi espeto, es en el espejo donde hallaras el cruento seto, ese que requebraja la carne del tormento, el mundo suelto de un momento, la variante de ser un mero esmero, un calidescopio de parar.
¡Ay que fuerte es el punzón que me has clavado en el corazón, !Ay azalea desnuda, !Ay forma pura, !Ay rosa oscura ! Y fué en la cuna del poeta donde me negaste tres veces, como a él, tres noches, como a él, tres renuncios, como a él, donde entre tres anuncios, violaste mi derramar, nada será distinto ni igual, la noche será un broche y el dia será un derroche sin par, soy el latino con castigo, el valentino, el latigo del lupanar, el sueño que nunca tuvieron ellos, el trecho que aún les queda por andar, verán mis ojos en sus sueños y seré cien en uno, muerte y palidez y cuando crean que nada es más seguro que su bendición, seré lo que que tengo que ser, el paria de un mundo que es silencio y dolor y es allí donde me verán también en tres veces tres, entre capas negras y versos de verdad, amapolas de sueño y uvas envueltas en tinieblas soñaran con ser pimpinelas de tisú y pedrería, maravilla de maravillas, pompones de galería y entre el sonido sordo de la soledad, ahito de vueltas y herido de amor, verán lo que nunca imaginaron observar, como soy luz de tormenta, hilo de marioneta, cristal de probeta y ellos en tanto sólo fueran, enjundio vivo, amargura suelta, verso de poeta, mi ferocidad .

Miré sin querer dentro del silencio, correteaba el sueño de Esperanza por su sonido............ y sólo tu eres el soneto a mi verdad y yo, sólo soledad.

miércoles, 27 de agosto de 2014

vivir vivo en el adios y sus fragmentos.



EL OJO EXTENUADO.
Es esa mi mirada erguida, la que se quiebra, la que enhebra tu alma con mi alma herida. Lucha de raíces y poesía.
Es mi vida un infinito efímero, una función, mi mundo una diferencia, una explosión, mis manos tu viento y mis ojos por ti invadidos, un sol tendido, mis versos son estrellas en fuga luz , mis besos, ay mis besos una explicación a esos ojos con lagrimas de tisú azul. Vosotros !oh seres dedicados a la contemplación de mis rarezas, mis capitanes, mis proezas, mi singularidad, insólito soy, nada mantengo en la frontera de mi realidad sufrida, !oh irrealidad en mi viva, habito en la abstracción de tus sueños, en la mirada de una azucena, en tu noche de jazmín embriagado, cuando lloras soy las perlas de tu condena, la luz de tu barrera, el olvido derramado.
Fuimos en cuatro doses, yerta muerte suelta, que anda entre arrabales de luz escueta, encontrando el sueño alado de las preguntas que no tienen respuesta, en la noche de rienda impuesta pienso por qué es tan difícil sentir como yo siento, ser el silbido que hace el viento, el calor de mi centro hambriento, ser tan sólo un instante, un momento, soy una águila acanalada, un arpa descansada en la vertiente de las tres palabras, perfil de ramillete de susurros, suspiro entre suspiros derribados por la mirada de mi ojo extenuado.
En mi mundo es mi alma esa luna que te encima, la que te mira como si fueras esa esquina, en la que anida la alegre golondrina, esa donde me siento libre de cuerpo y rima, conquistado por tu sonrisa de plata y luna, violin intenso que en mi corazón se acuna, noche inoportuna, parámetro abotonado, luz inerte en tu cárcel de terciopelo ajado, soy el oleaje suave que hasta tu playa nado, adelfa y nardo, un vertido de sal y rama, un silencio entre el murmullo de la mañana, para mi serás beso y corazón herido, sol y niebla, el ciprés partido que me mata, dame el tiempo que no te hace falta.

Mis recuerdos de vida, son mil libélulas en estampida, mil mariposas de noches exactas por perdidas, esas olas de naturaleza extrema en mi despertar, seamos otra vez ligereza en el aire del tiempo traspasado, volvamos a vernos amenazados por la curiosidad, seamos de nuevo miedo en la oscuridad de unos versos cosidos a esa alma volatil a perpetuidad, a las noches de azahar y besos, al amor de un presentimiento incierto, en lo poco corriente, siempre hay uno que ama más y yo soy de tus estrellas ese sirviente, el sueño penitente, el hiriente filo del remitente, tu corazón. Caramelos de timidez, mariquitas de lunares negros en el arcaduz preso sobre rojo intenso, envés y reverso, cuello terso. Por la noche la hierba se llevará mi cuerpo de la mano, contando ángeles y barrios , mantillas de colores, cebos de raba, la agonia que se curvaba, versos de caligrafia asiria harán de tus manos una fuente inagotable de poemas en tinta china, cargados de latidos tan intensos y desprotegidos, como la mirada que un dia comprometiste a su sonrisa amordazada.
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Vano afán escrito en los confines de mi universo, un sonido, un silencio, una huella de viento a flor de piel, entre tú y yo un imperio, esa furia de amor, un hilo, un rizo de suspiro, una mañana atroz, yo que por ti fui susurro en el aire, pez que solo estaba en la madrugada, con la voz dormida en su garganta, me visto de soledad y estación, faldas de volantes y besos de farol amarillo, el corte de una mirada que es cuchillo en la puerta de tu corazón. Desobediente como el viento de poniente, me pierdo en esos ojos que me recuerdan como pensaba unido a una sombra de niebla, a una estola de brillantes y farolas, matojo de jazmín y sueño de dalia, primavera es tu nombre, rosa frenesí, lirio elegancia en tu soporte de firmamento estrellado, si miras bien podrás verme como esa luz que encandila a la luna, la que acaricia tu planeta obsequiado, tu piel de terciopelo y medias en el horizonte con piernas de cielo, paripé y lindeza, sangre de rejas y ojeras en tu delantal, mirada posada en el centro de tu andar, flor de ensueño que me hace ser más que un escrito, un proscrito peculiar en busca de su libertad, ojala esas letras que me salen con codiciada intensidad fueran besos de mirlos, vuelos de tiros, poemas de soledad, tu mirada un lamento, vivir vivo en el adios y sus fragmentos. Zarabanda paso arrastrado en el aire.

en el parque del oeste



Un sueño en una mañana de alambre, partidas de ajedrez de blancas y rojas se juegan en el parque del oeste, donde el rio pierde el cauce justo al lado de la catarata de nombres olvidados, cerca de la posada del cartel rotulado con destreza por Gabriel Gale, acercándote en silencio a la dama del paraguas depilado, en su posición de zorra misteriosa ,denotas un halo de estrella en el cielo de Ganimedes, perros que orinan en las esquinas de tus piernas dobladas, hierros incandescentes que marcan a fuego el nombre del cardenillo, redondo alargado de engusanado perfil, en lagos nadados sin brazos ni piernas a golpe de bocanadas de aire, peces de aspecto denostado nadan alrededor mordisqueando los pelos de su barba, al llegar a la orilla recupera los pantalones y con ellos sus piernas, los brazos de manga corta hasta el codo, ventean, ya no fuma, requema sus labios con la lumbre de ojos rojos incandescentes de dolor, estrechas gargantas entonan grises prados de salitre en ballenas de la ballena clara, luna esparcida por la llanura del solitario enmascarado de balas de plata, buscador de vampiros moribundos, preparado a desenfundar sus tres pistolas y rociar de plata y hollín a la alada figura empobrecida, estriada en diagonal y maltrecha en su simplismo arrebatado, vuela por el metro sin dientes y entre parada y parada se acompaña de una guitarra que desgarra en boletos abiertos, ríos de sangre, que juegan con el palatino de su boca entreabierta, recitando.

colgado de un imperdible vago.


Colgado del imperdible vago de un te quiero plisado, pido con una vela apagada en los labios, que se vaya la luz, que me traigan la luna destilada en bazo largo con dos hielos de amargura, que me hundan en la penumbra de tus ojos azabache y a galope de unas huellas flojas sin herrar, reconozca en el tiempo tus besos ralos de bies blanco. Silencio, le pido al silencio, silencio, a la sombra de mi sueño de Averroes le dejo avisar a los bolsillos de mi calamidad y a la falda del faro de Maimonides me descalzo queriendo ver con su luz, tu pálido halo, arrinconado en la bañera del alicatado amarillo, entre las horquillas de tu pelo alborotado, me embriago de tu recuerdo de flor marchita por el dolor, de cómo me mirabas cuando no me veías, invisible a tu tacto, te sigo como un pez de color sol, el amor de las olas que se forman en el mar de nuestra bañera abierta al bravio océano oscuro, el de nuestro bajel pirata naufragado, unas braguitas blancas revolotean con alas de desamor cosidas a mi corazón, calendarios de arrugas alargadas, tragos de techos con platos llenos de jirones de soledad, me parece verte entre las entretelas de mi alma enredada, apesadumbrado, te espero todas las noches entre las cortinas de mis ventanas, en ellas me encanto como en una hoguera , quemando las ojeras de mi castigo me planto en una maceta de amor y te espero desolado buscando cada noche entre las sabanas de tu aparador, el espliego de tu boca. En un bólido de espuma blanda amanezco descarrilado, sin dolor.

la follia


La vida en si suele ser sorpresiva, precavida, silenciosa, en la pausa obligada, en el amaño del destino, en la liturgia trasnochada de los simples mortales, reside, el traginar de los sentimientos encontrados. En las laceraciones que sólo se curan con cosidos de tu propia piel, reencuentras esas emociones que de puro olvido creias sobrepasadas por el orgullo caustico de la razón perdida. Si alguna vez has sentido asi y sólo entonces, podrás comprender que en la soledad de tu propia alma se encuentra el antídoto a tanto desvario.