En el efluvio de los sueños muertos, una espada en forma de estrago rasgó de la verdad el costado y el perfecto hombre de vitruvio vector, alzó los brazos queriendo ser de mi alma un volado, resucitados cisnes
de cuellos alargados sueñan alados en las madrugadas de la vasta
almohada, no es sueño la vida cuando te arrimas a esa voz extenuada, la que yace yerta y en mi corazón anidada, esa misma, la
que mata anhelos con tan poco, con casi nada, entre cien lagrimas de
fango en el asfalto, esas miradas que son como puñales de lava
atraviesan mi carne como si fueran ángeles de amor en reparto, pañuelos
tendidos en tu suerte, maitines en la fuente, los besos que me faltan
atan mi boca y una maraña de venas arrugan mi perfil, mi frente y de
repente a la vez me arremeten el frio de la mañana y el calor en la
montaña, ese otro horizonte que es de fantasia, imaginación perdida en
pos de la locura, yo que soy un hombre sin postura hablo a las noches
como si fueran mi espalda flagelada por el dolor, ordeno estrellas con
la mirada y leo lo que veo sin definición, ¡Ay perdida vida, ¡ Ay
mañana herida, cuantas veces luché con la luna en tu ventana y con el
sol en el recuerdo de la sotana, de ese astro en vuelo que me rompe el corazón, es blanco, es negro, es
la lanza de longinus evangelión, aseguran las porteras de las rieras,
¡que se abran los mares! ¡que todos seamos iguales! ¡ que me bese la
muerte! ¡que me abandone la suerte! , Ay balanzas, las balanzas de
letras mordidas por el dolor de ser sólo ideas de tinta urdida en la
sinrazón, cuando alguien me ve con sus ojos como tú lo haces, nada
vuelve a ser lo mismo a mi alrededor, veo torres derrumbarse, historias
sin iguales precipitarse en mi interior, brota de mis entrañas ese fuego
que es espanto, un cilicio de esparto, ese adornado caliz con puntillas
en viernes santo, volver a soñar que despierto en las cuatro
lunas, las que tienen besos guardados para mi soledad, moriré sin morir
¿porqué, quien mata a un recuerdo si no puede ni siquiera entenderlo?.
Vengo de leer lo que es ensueño, esa aceleración de mi alma es para ti
mi regalo, he sentido dolor por tanta belleza plasmada, todos sabemos
que yo no merezco ser un sueño en tu corazón, yo que anido en el
escarpado pico del alba, que paseo por auroras boreales dándoles color,
que miro en verde y que lloro cada vez que veo a la angustia imperfecta
de mi adulación, pronto muy pronto seré ángel exterminador, batalla de
versos y corazón de melocotón, seré un pecho desnudo en tu cara, una
brisa, ese susurro, la esmeralda que te atraviesa con la mirada, tu dulce despertar.
Soy un ciego de luz, vi en el interior de los conceptos ámbitos de inoperancia, -! viento
en mil ramitas de laurel !- , escuche extrañas palabras con alas de
acero inolvidable, a palpos toqué lo que parecían ser gramas, un cálido
roce de labios, una palmadita en la espalda, una estancia, un aurea,
ese halo, la mañana y entre la niebla ella y su fragancia, - ! aire en
ramita de lavanda !- , un rayo de sol inundando la rareza del bucólico jarrón insolvente en una romanza, son mis sueños mi constancia, la dicha que se derrama, -! brisa en una ramita de romero y jara !- , la evolución del centro que me sustrae de madrugada a ser un hombre nuevo cada mañana. Arrogante perfidia, mi introversión un arcaduz -! ese ciclón en una ramita de tomillo azul !-.
Lamento el silencio del tiempo, el gesto del dolor que es sombra
inquieta en la noche del ayer, en el destino que hizo que se perdieran
en el olvido esas palabras jamás pronunciadas, la vida es planicie y
montaña , ámbito que es sólo recuerdo, cuando debería ser caña de voz y
ademán de tierra lisa, limpia de esa escarcha que corta como cristal el
alma amordazada por la distancia.
Si supieras como yo, lo que es ver sin haber sido visto, amar sin
haber sido amado, oir sin haber sido escuchado en una eternidad, morir
sin haber vivido en ti, nacer sin haber querido morir en lo no vivido,
ser una sargantana para mecerme en la estela de la campanilla de tu
garganta, que vida más inoportuna, dos manos de nieve en una muchacha
desnuda, sin ser yo, ni una ni ninguna, pares dispares en la capa de una
valencia prieta, jalones en mi tristeza, un panorama de ojos abiertos,
noches en mis espuelas. Y yo os contaré de donde vengo, de un mundo por
distinto equidistante en tu nostalgia, es el sueño intangible de mi alma
impenetrable, es lo oscuro iluminado, es la imaginación interminable,
el sol y la luna, el duelo abominable de una cadera cuando te roza, de
plata marcada es la cara de la luna y de carne en banda mi espejo
incuestionable, un dia por la mañana, anocheció en mi alma, fue una
palabra, sólo una palabra la que partió mi rama, esa belleza que hace
se grande donde respira la magia de los filos, una boca de cero al coger
a bocanadas versos en volandas, un ramo de gritos, la lucha de tu vilo,
en el hemisferio de los tilos.
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