plazita de cielo, maceta de acero, cartilago de halago, camisa de soledad.

lunes, 15 de septiembre de 2014

lebreros de niebla persiguen mi noche de reyes.




Mi alma es una secuoya inmensa y desnuda, cien taikos sonando a la vez.
Aire curvo, furioso vilo el que me situa en el camino de la imperfección, ese papel de fiesta, dibujo oblongo, paleta de sangre y feria, peso de ciencia y sutura en rojo es lo que me hace ser un vahído, una felicitación, un postergo en el tiempo de las horas muertas, mis sandalias son de polvo y mis piernas un millón de gallos, cuando miro con las manos anchas y los dedos largos , moldeo las figuras que me palpitan, esas que hacen temblar la integridad de un lirio amarillo y blanco, una sombra en el cielo sepulta a un hito, columbarios romanos me desean y cien casas de muñecas se me ofrecen como cortinas a mi soledad, en el fondo se adivinan unas sombras distintas, sin conformar, dos pasos, tres y la melancolía se me derrama como sangre de jazmín a cambio de mi luz de esbelta llama, una escalera hacía el delirio, un pestillo de silencio cierra tu puerta a la vista perdida de los brazos tatuados de la noche, caracoles de brisa vuelan por mi sierra de nieve nueva, descensos a los aperos que retruenan, que esperan a ser de niebla para arar el blanco vientre, la espesura que no es blanda, que es opaca y redonda y entre versos de cristal definitivo se revuelve una alondra,

zarcillos de aire,
cadenas de agua,
pulseras de viento,
caderas de rabia,

indómito dominio del destino de unos baluartes que saben a honor y nostalgia, a sueños de balanza, a migas de tiempo, a estrellas con miedo, lebreros de niebla persiguen mi noche de reyes.
SINGULAR LA ACERA DE AL LADO.
Y dos veces vivo en mi, dos principios de oro y un final sin escribir, canciones que me hacen despertar al relente de la mañana, palomas de dalias parecen los besos de tu caminar, hilos de triana, velas de noche me recuerdan lo que un dia tocaste con tu blancura pequeña, revolera de guirnaldas con lunares y taconcitos de fantasia hacen que sea un pero por descubrir, valentino de nubes quietas, como un cielo tranquilo de vaho tembloroso abro puertas jamás usadas, soy lo que quiero ser con sólo desearlo, una remota posibilidad entre un millón, las lagrimas que lloras, los besos que te han dado, las veces que te han dicho te quiero, el recuerdo de un imposible, el fondo de lo más profundo, una hormiga herida tan sólo soy, para aquellos que me leeis y para los que no, para vosotros que no os gusta que mi hálito empañe vuestra mirada, o sentir el calor abrasador de mis versos recorrer por vuestras venas de cera, e incluso para los que creeis, que con sólo una de mis caricias de tinta, será suficiente para liberar el dolor de tu corazón, el velo que cubre tu alma.
Para todos ellos nada soy y nada tengo, pero vosotros, los que sabeis mirar en mi interior disparatado, los que sentis en albor y apartais las hierbas con la mirada, sabed que os espero con mi cuerpo fugitivo en la rama del laurel, la de agujeros y agua. Singular la acera de al lado, un campo de esperas es mi retina, caricias de azahar.

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