Imagina que
soy la niebla que acaricia tu mirada, ese saludo al sol, el brillo que descansa
en tu volada, el despertar de una iglesia abandonada.
Que la noche
se haga eterna, que llueva entre almendros en flor una mañana sin piernas, una
amenaza extensa, un helor, una rama de olivo cruza el horizonte ausente y entre
un nudo de venas, un ramillete de versos se hielan en un rio de plata
reluciente-. ! Ay astro y universo en el reverso de una poesía enfadada, nadie
es sol en la noche helada de mi mirada y es a veces que me abstraigo mirando
ramos de gritos, en copas llenas de lagrimas, en jarrones con ríos de agua
herniada, en la escucha asombrada por el vuelo escueto de tu falda de sueños
bordada y vi la mar en un árbol amarrada. Alerta mía introversión, que una
locura en mi, hizo impacto en el cristal, del sueño de tu corazón.
Es amor la
distancia?, el titubear de un sueño?, el aspaviento de una mirada?, nadie sabe
lo que es amar como yo lo hago, apoteosis de luz y estrellas que son estragos,
cuando en el valle de los maniquis de un escaparate, clavas un puñal de sangre
en sus labios de marfil granate, de risas sonrisa ejercida en un sin vivir,
mañanas sin viento, sin alas para volar, en tu mundo soy un regreso, en el mío
una vereda que se impone alzada y ondula las veredas y mis palomas, un
misterio, una desilusión improvisada en tu silencio, soy una manga, una
corbata, una salida, un beso que se descarta.
Fue una
mañana, yacía en el lecho de un sueño abstracto, mirando nubes cargadas de
halos, montañas de porcelana, arboles pintados con leves pinceladas de tenues
alboradas y allá a lo lejos una mirada amenazada, dulce visión de una ilusión,
claridad y tormenta y sin tiempo a despertar una realidad profusa que se me
escapaba, era el después de la oscuridad, un arco iris con tu sombra y mi
deambular.
Somos dos,
sólo dos los que amanecemos entre poemas inventados por mi alma , somos dos,
sólo dos, los que sabemos de esas nuevas sombras que preceden al torrente de
una mirada, somos dos, sólo dos, los que latimos al unísono en el portal de las
torres donde habita la vida, somos dos, tan sólo dos, los que brillan entre una
sonrisa y un ansia esbelta, los que sabemos de mentiras y proezas, de sueños y
escaleras, los dos vientos que sin valles por los que discurrir hablan con las
grandes hojas y las palmeras, las maravillas y las torrenteras, los que sin ser
uno, somos dos, sólo dos, su rima, tu rayo y mi sol.
Serenata a
la luz de la luna quisiera ser, una mantilla de rejilla perdida en la luz de
una bombilla, eternidad entre severas ramas de verde olivo, se fueron los
árboles en un momento,o heridas en la puerta de un tormento, canteras de hielo
sin escarchar , una copa de vino sin escanciar, un bolero de tino y suavidad y
entre las hojas de un caballo rociado de bonito, un veneno por beber, salidas
entre puentes de aire curvo, candelas sin llama, un ruido ensordecedor que
renunciaba al atronar de su naturaleza, la soledad sin honda me miraba, tanto
me miraba, que yo absuelto como un muerto en vida, salí a su encuentro en el
ocaso cruento del lidiador de sueños. Por ti soy el árido silencio, la esbelta
rareza, la controversia, lo único y diferente, lo nacido de un sueño, el anidar
de la noche.
Mis manos
manchadas de versos enderezan la mañana que inunda con su fiebre la distancia,
madreselvas se acicalan entre mis piernas y es la adelfa la que corona al niño
que llevo dentro, cazador de murciélagos y centros, un desdentado trueno, un
portento de vida, un dolor , un calidoscopio de mirada eterna, ese color, es la
frecuencia de un sonido, la reverberancia de un inga, el parir de ideas
extravagantes por urdidas en la ignorancia de la edad, un, dos, tres, el beso
es para él.
Me cuesta seguir tu poesía, pero cuando la leo me gusta. Quisiera tener más tiempo, y leerla en voz alta. Un abrazo. Mercedes.
ResponderEliminarSabes envolvernos en una gran niebla poética...
ResponderEliminarGracias