plazita de cielo, maceta de acero, cartilago de halago, camisa de soledad.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

la sorprendencia.



Es mi sangre mi condena, mi veneno, mi manera de morir.


Un torrente de luz enardece mi sensibilidad, flores y caras de muerte me sonrien, sillas con comodines de rosas, cruces y despertares de soles sin memoria cosidos al lienzo de tu mirada, descansan en mi alma de sorprendencia lacia, entre bastones, pistilos de azafrán y colibrís de bronce enmudecen las palabras, ahora habla la percepción de los colores, las formas y las almas que se alimentan con la belleza plasmada en un ramalazo de genialidad, si pudiera elegir ser algo, no lo dudaría, querría ser aunque sólo fuera, ajado marco de un cuadro de Picasso, de Goguen, de Matisse, de Renoir, de Van Gogh , de la Kahlo, pero sobre todo de una aurora boreal, con dibujos de una campiña de soles anudados a la intemperie del horizonte estirado, mi corazón tiene su propia memoria de trino amarillo, en el he presentido lo que significa amar el arte en su grandeza, yo que fui un despertar abrupto observando la locura del grito de Munch, el beso enamorado de Klimt, el humo de la gitana que fuma de Manet, el pudor del Adan y Eva de Lempicka, he visto en su dibujada alma un querer que se acerca a lo que yo concibo como el marchante de sueños maravillosos que quiero ser, el leve chasquido que alegra mi mente, el sueño expresado en un beso de colores enrabietados con lo mundano, con lo superfluo que ameniza la cotidianidad del no tocado, lagrimas seco de mis ojos viendo llorar a un rio de sangre, mientras en la esquina me saluda como de listado el toro en blanco y negro de  Pablo el Picasso y una hoja de laurel flota sobre el mar de mis venas inundadas de acuarelas vivas.. Dentro de mi cabeza hallo las diferencias que me arrebatan la cordura, la verdad es que mi intuición es la que domina todos los estimulos que me llegan del exterior y decido con mi imaginación que es lo que me duele y lo que no, lo que me rompe o lo que me destroza por doquier, siento en azul las alas del arte, me balanceo en sus hilos de seda y conexión, repito versos que salen haciendo cabriolas por cielos que nadie ha visto por derribar y yo los abato mientras ellos abstraen mis besos de caramelo terso, hablan con mi soledad y descalzos pies pisan por mis suelos de fino tafetán abriendo caminos que esperaban trazos de genialidad para ser caminados, portento de portentos, sal en mi boca y en mis ocelos suavidad, como la de una tórtola que llora en alas y bebe poemas de charcas de astro perpetuo, mientras las hojas de mis árboles huyen vendadas. Cuando observo una mirada de arte sublime llamar a mi interior adjudicado por el sueño de lo bello sobredimensionado e inquieto, intento entablar una conexión sensorial explicita, si me mira de soslayo, intuyo su forma y su pelo agita mi interés, determino con una mirada frontal, esos ojos que destellan cuando se saben latigos directos a mi intelecto en su luz interior, su frescura, su desparpajo, deduzco sus sueños si me envuelven o me dejan escapar vivo, pero si desvían la mirada con tímido gesto, se que lo que esconde no me va a hacer vibrar, algunas obras me hablan en lenguas muertas o incluso en dialectos de flores que marchitan mi alegria interior, sin embargo hay palabras de viento que seducen mi corazón de agua de lluvia, esas conversaciones me saben a versos que deseo plasmar, en mi pecho, en los cristalinos de mis ojos, e incluso en mi sensitiva lengua de niebla, que libera sabores que llena mi mente de placer crepuscular, las hay que me escuchan balbucear con un hilo de sensualidad innata, les deseo libertad, impronta, sueños de agua y canal, sangre carmesí que a borbotones se entremezcla con mis latidos y mi corazón, hay sangres que hasta cuando están frias, queman, esas sangres son eternas y sus trazos son y serán intemporales, eternidad pura.

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